¿Ustedes se preguntarán que tiene
que ver un whisky con una fogata de fondo? Bueno la respuesta es muy simple,
esa es la impresión que te deja luego del primer sorbo.
Hoy en esta cata, les presento un
whisky que me sorprendió gratamente al probarlo, se trata del Caol Ila (pronúnciese
cool aila) 12 años, un whisky 100% de Malta proveniente de la región Este de
Islay, embotellado al 43% ABV. Perteneciente al grupo Diageo. Esta expresión es
un clásico de esta destilería, y dicen algunos entendidos que forma parte de
las maltas que componen otros blended Scotch como por ejemplo el famoso Johnnie
Walker Black Label.
Este whisky tiene la
particularidad de ser un whisky ahumado, esto ¿a que se debe? Al proceso de
malteado de la cebada, en el que se utiliza turba para ello. La turba para
quien no lo sepa, es un compuesto con alto contenido de carbono y compuestos
vegetales en degradación, de aspecto barroso, que está muy presente en el
terreno de Islay. La turba se extrae directamente del suelo, se deja secar y
luego cuando tiene el punto justo de humedad se la transporta hasta los hornos
de la destilería donde se utiliza para alimentar dichos elementos, con dos
finalidades, una la de producir calor que provoca que el grano de cebada deje
de germinar para que este no consuma el azúcar contenido en forma de almidón y
por otro lado la turba es incinerada para producir humo, que genera compuestos
como el fenol y el cresol, que va ser absorbido por los granos de cebada y van
a transmitir al whisky un carácter único en su estilo.
Alguno autores creen que con el solo hecho de que las corrientes de agua,
atraviesen las turberas, ya obtienen una impronta dada por este compuesto,
otros dicen que esto es irrelevante con respecto a las características que se
le imponen a la cebada en el proceso de secado y malteado. Este proceso de
malteado de la cebada provoca que el whisky obtenido tenga un sabor ahumado
directamente relacionado a la clase de material que se utiliza para secar el
grano.
En el libro del difunto Michael Jackson (No el cantante, sino uno de los más
influyentes escritores del mundo del whisky) "Atlas ilustrado del
whisky" el, y otros autores sostienen que los whiskies que son producidos
y añejados en zonas costeras, como es el caso de los whiskies producidos en la región
de Islay, el terreno y el mar, tienen una profunda relación con el espirituoso,
debido a las características de los minerales encontrados en los suelos de la
isla y a las corrientes ventosas que transportan un poco de la sal proveniente
del mar y la depositan sobre los terrenos de las destilerías y sobre los
barriles en donde el whisky reposa , estos materiales marítimos según expone el
autor, puede ser absorbido por la barrica y ponerse en contacto con el
espirituoso, otorgándole esas notas salinas y marítimas que nos recuerdan a
algas, yodo, sal y sabores medicinales.
Yendo a la cata propiamente dicha,
observamos que el whisky viene en una caja de color beige y negro, donde se
puede ver en relieve parte de las chimeneas de la destilería y las
inscripciones con los datos pertinentes. Al sacar la botella nos encontramos
con una etiqueta de diseño muy simple pegada sobre vidrio de color verdoso, y
en el pico nos damos cuenta que viene sellada con corcho de tipo aglomerado, por
lo que debemos tener recaudos a la hora de tratar con el cómo mencione en la primera
nota del blog que la puedes encontrar haciendo click aquí.
En la nariz, es una experiencia totalmente
diferente a otros whiskies, tiene un aroma salitroso como a mar, notas que
parecen aceitunas, notas yodadas, casi medicinales, y notamos una muy sutil
presencia de humo, muy escasos algo que a mí me sorprendió ya que no me lo
esperaba en absoluto.
Una vez entra en nuestro paladar lo primero que notamos es su
untuosidad y un cuerpo muy suave, esas notas saladas que percibimos al olerlo
desaparecen en su totalidad, dando paso a notas dulces como de vainilla
tostada, y fruta cocida, picantes como a especias, que provocan que la boca se
llene de saliva, la nota ahumada resalta claramente y ahí vemos porque se
trataba de un whisky ahumado. Hay que decir que sus 43% de alcohol no se
sienten en absoluto.
Al tragarlo tenemos un final
largo, que se completa con un retro gusto muy ahumado, que me recuerdan al humo
cuando apenas se prende una hoguera, un humo denso y espeso que brota desde el
fondo de tu garganta en cada espiración.
En fin, creo que este caol ila es un
viaje intenso, complejo que hay que entenderlo y para el que hay que estar
preparado para afrontar, no es un whisky para todo el mundo, tienes que estar
predispuesto al sabor ahumado y a que tu nariz y tu paladar sientan y expresen
cosas opuestas pero creo que eso lo hace único.
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