Cata Nro. 24: Ballantine's 7 años Bourbon Finish

 


Bienvenidos de nuevo a otra reseña en este blog, en esta ocasión les vengo a traer mi opinión sobre un blended scotch whisky que se ha incorporado recientemente al mercado, se trata del Ballantines 7 años, un whisky escoces de la casa de George Ballantine, que se lanzo al mercado a mediados de 2020, cuya particularidad es que esta finalizado en barricas de bourbon.

Según la propia marca, el whisky trata de seducir a los bebedores de bourbon y atraerlos hacia el universo del whisky escoces, y también de acercar a los fanáticos del clásico escoces al bourbon americano, ya que según ellos, esta expresión combina la profundidad de sabores clásica del whisky escoces con el toque sutil y dulce del bourbon, obteniendo lo mejor de ambos mundos, y ustedes se preguntaran porque una gran empresa como Ballantines sacaría al mercado una expresión de tales características, y bueno hay dos grandes razones, la primera se debe a que Estados unidos es uno de los mayores consumidores de whisky escoces del mundo, con una tasa de exportación de 4 botellas por segundo hacia el país norteamericano, y la segunda razón es mas simple y casi irónica, y es: porque no hacerlo? Ya que unas botellas de estas características siempre son bien recibidas por los consumidores de todo tipo.

Si bien esta botella ya forma parte del “core range” de Ballantines, es decir de la gama básica, al principio no se sabía si se trataría de una edición establecida por tiempo limitado o si se implantaría de forma permanente dentro del universo Ballantines. Hoy ya podemos hablar que esta expresión se sitúa en un termino intermedio entre el Ballantines Finest (cuya reseña te dejo AQUÍ) y su hermano mayor, el Ballantines 12 años.
El cerebro detrás de este whisky es el maestro mezclador Sandy Hislop (quien supo ser discípulo de Jack Goudy master blender encargado de lanzar el Ballantines 12 años y también de entrenar como master blender a Robert Hicks). Hislop, quien desde 2005 es el master blender de la marca, fue quien lanzo al mercado la expresión de 40 años, siendo esta, la más antigua jamás lanzada por Ballantines, a modo de dato de color, se dice que Sandy prueba unas 250 muestras de whisky al día con la finalidad de marcar de esta forma el camino de la casa Ballantines.
Luego de todas las presentaciones pertinentes, es hora de empezar a describir las particularidades de este whisky.
Como primer punto, esta expresión nos informa que ha sido madurado durante 7 años y finalizado en barricas de bourbon, desde el punto de vista visual, el whisky viene embotellado en una botella de morfología idéntica al Ballantines Finest, y en la etiqueta encontramos tonos de color negro con letras en color blanco. La tapa sigue siendo a rosca y con dosificador en el pico.

Este whisky es un whisky de mezcla, que esta embotellado al 40% de alcohol y si bien ni en la caja ni en la etiqueta se especifica el uso de colorante color caramelo, en la propia pagina de la empresa, en el apartado de información nutricional se advierte la implementación de este colorante, algo que me pareció bastante extraño.
Entrando en los aspectos más técnicos de la cata, desde el punto de vista visual, no podemos hacer un análisis muy detallado debido al uso de colorante, así que solo podemos notar la densidad del líquido, que está en un punto medio, mas bien tirando a ligero.


En cuanto llevamos el liquido hacia la fase olfativa, automáticamente lo notamos muy expresivo, con una gran influencia de la barrica de bourbon, con aromas marcadamente dulces y algo especiados, con notas a tofee, a manzana acaramelada, a esencia artificial de vainilla, también notamos aromas que yo describiría como a carpintería, en realidad seria mas bien como a aserrín o virutas de madera, podríamos redondear que se trata de un whisky con aromas muy jóvenes y vivaces.
Al pasar a la parte gustativa nos percatamos que las notas dulces que encontrábamos enérgicamente en la nariz, aquí pierden potencia, dejando paso a sabores mas bien ligeros pero mas profundos, con notas a banana apenas madura, a pimienta blanca, algo de miel en el trasfondo, notas que no se destacan demasiado, más bien retraídas, todo lo contrario a la nariz. El final es de media duración, bastante agradable y con un retrogusto un tanto amargo y con notas a madera marcada.

En conclusión, diría que es un whisky que entrega lo que promete, sabores clásicos del whisky con una vuelta de tuerca en sentido al bourbon, un producto que funciona y con una calidad bastante buena teniendo en cuenta el precio que al momento de escribir esta nota ronda los 25 dólares en el extranjero (estoy escribiendo desde argentina el 15 de febrero de 2022), así que tendríamos un producto con una gran relación precio calidad, destinado sobre todo a aquellos bebedores que buscan salir de lo cotidiano, sin gastarse fortunas al hacerlo. También me gustaría decir a modo de advertencia que tal vez para aquellas personas que son muy apasionadas por el bourbon o que solo beben este destilado, que tal vez no encuentren nada demasiado sorprendente, ya que los sabores que entrega esta expresión son bastante suaves a comparación de muchos bourbons clásicos, pero no por ello dejaría de recomendarlo, por otro lado para quien recién esta entrando a este mundo del whisky, lo recomendaría como punto de transición entre un scotch clásico y un bourbon.

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 SLÁINTE!

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